Sí, expatriación vs carrera. Ya hace cinco semanas regresamos a NYC, después de disfrutar de un verano más en España junto a familia y amigos. Y hace un mes retomé mi rutina de salir a correr en las mañanas (no es que durante el verano no lo practicara, pero tuve que adaptar mis horarios según las temperaturas). El caso es que en septiembre, comenzamos nuestro segundo año viviendo en NYC, y esto me ha llevado a una reflexión que quiero compartir contigo. Con independencia de los años y países que lleves viviendo fuera de tu país, y las veces que te hayas cambiado de lugar de residencia (en nuestro caso 8 veces en 15 años) ¡¡qué diferente se presenta el segundo año de residencia en un país con respecto al primer año!!
Trotando una mañana, esta reflexión me llevó a comparar el primer año de residencia en un nuevo lugar (ya sea como expatriado o no) con los primeros kilómetros que recorres en una carrera. Y es que los primeros kilómetros de una carrera y el primer año de expatriación tienen mucho más en común de lo que podemos pensar a simple vista. Ambas situaciones representan el inicio de un nuevo proyecto, lleno de desafíos, emoción, incertidumbre, y sobre todo aprendizajes.
En este capítulo, me gustaría que reflexionaras sobre las similitudes de los dos procesos, expatriación vs carrera, sintiendo como estos momentos cruciales te van ayudar a entender cómo son las experiencias que nos moldean.
Al movernos de país o comenzar una carrera, el entusiasmo nos invade por completo. Tanto la expatriación como los primeros kilómetros de una carrera están completos de expectativas. Ya sea el sueño de cruzar la línea de meta como el de conocer nuevas culturas, las expectativas están repletas de ilusión.
En ambas situaciones, la explosión inicial de energía te hace sentirte con un combustible inagotable. El primer año de expatriación sientes una ligereza en la emoción de descubrir un nuevo entorno, calles desconocidas, sabores diferentes y personas nuevas. En la carrera los primeros pasos los sientes ligeros, impulsados por el entusiasmo y la adrenalina de comenzar algo nuevo. Sin embargo, tanto en la carrera como en la expatriación, hay que recordar que esa energía es solo inicial. Según avanzamos, la realidad se empieza a asentar, y la perseverancia y resistencia se convierten en los primordiales motores para continuar hacia delante.
Una vez que pasan esos primeros momentos eufóricos, empiezan a aparecer los retos. En la carrera nuestro cuerpo comienza a ser sensible al esfuerzo, los músculos se tensan y es más complicado de mantener el mismo ritmo. En la expatriación, los retos se reflejan en lo que se conoce como “Shock cultural”. Este choque cultural es abrumador en algunos casos. Lo que nos parecía nuevo y emocionante, se convierte en una fuente de estrés. Esas pequeñas diferencias se van sumando y podemos experimentar sentimientos de desconexión. En una carrera, se asemeja cuando te das cuenta de que no va a ser tan sencillo cómo imaginaste. En ambos casos, te preguntas si tendrás la suficiente resistencia para llegar al final.
Es estos momentos, cuando las expectativas se ajustan a la nueva realidad, y algunas personas consideran el abandono como una posibilidad. Pero es justo entonces, cuando tenemos que recordar tanto en la carrera como en la expatriación que se trata de cómo gestionar los desafíos que surgen y no sólo momentos de éxitos.
Cuando el expatriado comienza a familiarizarse con su nuevo entorno, empieza a desarrollar nuevas estrategias para adaptarse. Como un corredor ajusta su paso para conservar la energía, los expatriados aprender a navegar las diferencias culturales con paciencia. En ambos casos la clave es encontrar el ritmo sostenible. En la carrera, establecemos un ritmo que nos permitirá llegar más lejos. No se trata de correr lo más rápido posible desde el inicio, sino de administrar la energía para que podamos mantener el esfuerzo constante. En la expatriación se requiere de la adaptación a un nuevo ritmo de vida: aprender un nuevo idioma, construir una red de apoyo en un entorno distinto y acostumbrarse a nuevas formas de relacionarse.
Aquí descubrimos la importancia de los valores y cómo estos cambian a lo largo de nuestra vida, convirtiéndose la resiliencia en un valor primordial en ambos casos.
Los pequeños pasos constantes, las pequeñas victorias serán las determinantes para el éxito a largo plazo. Otro valor a tener en cuenta es la perseverancia, ya que ni en la expatriación ni en la carreras van de perfección sino de perseverancia.
Cuando empiezas a sentir que tus piernas aunque cansadas, siguen avanzando y respondiendo, es uno de los momentos más gratificantes. Y es que, después de los primeros meses en un nuevo destino, los expatriados comenzamos a sentir avances, ya sea en una comunicación más fácil en otro idioma, a conocer nuevas personas, incluso a sentirte más cómodo en el nuevo hogar. Crucial este sentimiento de progreso para mantener la motivación. En la carrera, cuando te das cuenta que has asentado tu ritmo al cruzar un punto de referencia importante. En la expatriación, al darte cuenta que has superado las iniciales dificultades y comienzas a disfrutar de las nuevas experiencias con mayor seguridad.
Esta sensación de logro, en ambas situaciones, cada pequeño avance es el indicativo de que estás más cerca de tu meta, ya sea sentirte como en casa en el nuevo destino o completar una carrera.
En la carrera como en la expatriación, se trata de algo más que alcanzar el objetivo final. Son viajes de crecimiento personal. Aunque en la carrera, el llegar a la meta pueda parecer el final, la verdadera satisfacción es haber superado tus propios límites y desafíos personales. Igual ocurre en la expatriación, la experiencia de vivir en un nuevo destino te cambia profundamente. Nos volvemos más abiertos, más flexibles y desarrollamos una mayor comprensión del mundo y de uno mismo.
En ambos procesos, expatriación vs carrera, nos enseñan que el verdadero crecimiento viene de salir fuera de nuestra zona de confort. Los corredores descubrimos la resistencia interna en cada kilómetro recorrido, y los expatriados desarrollamos unas habilidades de resiliencia y adaptación que permanecerán en nosotros el resto de nuestra vida.
Con esta reflexión, me gustaría que comprendieras que el primer de año de expatriación y los primeros kilómetros de una carrera son etapas llenas de desafíos y oportunidades para el crecimiento personal. En ambos casos, se precisa de paciencia, adaptación y una voluntad y disciplina constante de avanzar, a pesar de las dificultades. No importa solo el llegar a la meta, sino en quién te has convertido en el camino. Y son esos primeros pasos, ya sean en la carrera o en la expatriación, donde comienza la transformación sin vuelta atrás.
Deseo que te haya gustado este capítulo y espero tus comentarios.
Cuenta Contigo, Cuenta Conmigo.
Gracias, gracias, gracias.
Casti Yuste.